Intercesión Latinoamericana ante el Coronavírus

El CONCCLAT invita a toda la Renovación Carismática Católica de Latinoamérica para unirnos en oración todos los días a las 3 de la tarde de cada país rezando lo siguiente:

VEN CREADOR ESPIRITU
De los tuyos la mente a visitar
A encender en tu amor los corazones,
Que de la nada te gustò crear.

Tù que eres gran Consolador,
Y Don Altìsimo de Dios,
Fuente viva, y Amor, y Fuego ardiente,
Y Espiritual unciòn.

Tù, tan generoso en dàdivas,
Tù, poder de la diestra paternal:
Tù, Promesa magnìfica del Padre
Que el torpe labio vienes a soltar.

Con tu luz ilumina los sentidos,
Los efectos inflama con tu amor,
Con tu fuerza invencible fortifica
La corpòrea flaqueza y corrupción.

Lejos expulsa al pèrfido enemigo,
Danos pronto tu paz,
Siendo Tù nuestro guìa,
Toda culpa logremos evitar.

Denos tu influjo conocer al Padre
Denos, tambièn al Hijo conocer,
Y en Ti, del Uno y Otro, Santo Espíritu,
Para siempre creer.

A Dios Padre, alabanza, honor y gloria,
Con el Hijo, que un dìa resucitò,
Y a Ti, Abogado y Consuelo del Cristiano,
Por los siglos se rinda admiración. Amèn.

 

ORACIONES DE LA CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA

La señal de la Cruz: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración al principio (opcional): Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas y el mar de misericordia se abrió para el mundo entero. Oh fuente de vida, insondable Misericordia Divina, abarca al mundo entero y derrámate sobre nosotros (Diario, 1319).
Oh Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, como una Fuente de Misericordia para nosotros, en Ti confío (Diario, 84). Primero se reza una vez el Padre Nuestro, el Ave María y el Credo de los Apóstoles.
Padre Nuestro: Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea Tu nombre; venga a nosotros Tu reino; hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Ave María: Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Credo de los Apóstoles: Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, Su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
En las cuentas grandes del Padre Nuestro antes de cada decena: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero (476).
En las 10 cuentas pequeñas de cada decena: Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Repita el “Padre Eterno” y “Por Su dolorsa Pasión”: (Números 6 y 7) Rece cuatro decenas más.
Después de cinco decenas, la doxología final (tres veces): Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.
Oración final (opcional): Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentamos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia Mismos (950).

 

ORACIÓN COMPLETA DEL PAPA A LA VIRGEN DEL DIVINO AMOR

Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe.
Tú, Salvación del Pueblo Romano, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.
Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!